El régimen de Viktor Yanukovich, presidente de Ucrania desde 2010 llegó a su fin oficialmente luego de que el parlamento aprobara su destitución por abandono de las funciones constitucionales y por violaciones masivas de los derechos humanos, ocurridas en las violentas jornadas por las que atraviesa ese país desde finales del año anterior.  En lugar del depuesto Yanukovich, el Legislativo designó  a Olexander Turchínov como Presidente y Arseniy Yatseniuk como Primer Ministro interino mientras se adelantan las elecciones el próximo 25 de mayo.

Con la tensión que se ha desatado en Ucrania, los fantasmas de la guerra fría parecen cobrar vida en pleno siglo XXI, despertando viejas disputas entre Oriente y Occidente, pero esta vez el escenario en el mismo tablero europeo.

Durante siglos Ucrania estuvo vinculada a Rusia,  sus orígenes eslavos los llevaron incluso a hacer parte de la Unión Soviética hasta 1991, desde ese momento la política del país ha estado mirando nuevos horizontes, tratando de insertarse paulatinamente en el eje occidental, al punto de tocar recientemente las puertas de la Unión Europea con el fin de firmar un acuerdo de asociación.

Fue precisamente esta iniciativa el punto en discordia que originó el brote de violencia en Kiev, la capital del país, como consecuencia de reversar la decisión por parte del gobierno de Yanukovich, quien por presión del Kremlin, desistió el acercamiento a Europa, a cambio de seguir recibiendo los beneficios económicos de la Federación Rusa.

Ante el sorpresivo viraje en la política exterior del  hasta entonces presidente ucraniano, miles de ciudadanos proeuropeístas salieron a las calles para protestar por lo  que consideraron un retroceso en sus aspiraciones de acercarse a Occidente.  Las manifestaciones que se tornaron violentas a mediados del mes febrero, pusieron en ojo del huracán al gobierno Yanukovich, por su incapacidad para solucionar pacíficamente la revuelta.

Tres grandes potencias ven ahora a Ucrania como la atmosfera perfecta para reanimar antagonismos políticos del siglo pasado; Por un lado la Unión Europea hizo un llamado a que la Rada Suprema que es el parlamento Ucraniano forme un gobierno temporal de unidad nacional para evitar los brotes secesionistas que prosperan con fuerza en el oriente del país. Así mismo Estados Unidos a través del secretario de Estado, John Kerry, denunció la violencia contra los opositores en la plaza de la Independencia de Kiev, al mismo tiempo que reclamó por una asistencia financiera de forma urgente.

Por su parte Rusia, que es el principal socio comercial  de Ucrania, pretende recuperar su zona influencia en la región.  Posee bases navales en la península de Crimea, otorga millonarios  préstamos y realiza importantes descuentos en el precio del gas, buscando que el hijo prodigo vuelva a casa,  influenciando el ingreso de ese país a la denominada Unión Euroasiática, un intento por consolidar una zona aduanera con los países que en algún momento hicieron parte del bloque comunista.

El gobierno del Kremlin, aprovechando la coyuntura política y social que se vive en toda Ucrania, exhortó a los líderes opositores de las ciudades del este donde se tiene afinidad con Rusia, para que continúen la lucha en contra de la elección de un gobierno pro occidental.

La lucha por el poder ya arrancó para los posibles candidatos que pretendan asumir como Primer Ministro del convulsionado país, sin embargo, serán los propios ciudadanos los que decidan en las urnas hacia donde quieren que gire la política exterior de Ucrania, hacia oriente o hacia occidente.

Diego Pinilla. Gestor Internacional CIBEI.

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