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Por: Carlos José Arcila*
La globalización puede entenderse como un proceso político, económico, social, cultural y tecnológico donde la interdependencia e interconexión son variables a tener en cuenta. Lo ocurrido recientemente en el Canal del Suez es un ejemplo de como cerca del 10% del comercio mundial puede verse afectado por el atasco de un buque (se calcula que se pedirán 850 millones de euros de compensación debido a las pérdidas). Por otro lado, no deben dejarse de lado otros elementos que afectan a la globalización en otros ámbitos. En este orden de ideas, el objetivo del presente artículo está en identificar cuáles son los enemigos del proceso de globalización en el siglo XXI. La tesis central de la cual se partirá es que el populismo, la pandemia del COVID-19 y los conflictos civiles son los principales enemigos de la globalización actualmente. Por ende, debería considerarse un triángulo virtuoso que le haga frente a dichos enemigos donde el fortalecimiento de la democracia liberal, la cooperación técnica y científica y la construcción de una paz estable y duradera sean los ejes principales que reconfigure el rumbo del proceso de globalización.
El populismo y su oposición a la democracia liberal y la globalización
El populismo es un régimen de transición donde se pasa de una democracia liberal a un autoritarismo donde la apelación al pueblo (populus) genera una poca capacidad de generar críticas al gobernante en cuestión. Por lo general, el populismo de derecha suele ser clasificado como nativista dado que construye un discurso donde hay una división entre “ellos” y “nosotros”. La otredad es vista como una amenaza dado que tiene una cultura y unas tradiciones diferentes a la herencia occidental y europea. El ejemplo más claro de esto fue Donald Trump con su descabellada idea de construir un muro en la frontera entre México y Estados Unidos para detener la inmigración ilegal.. Ahora bien, el Brexit es otro ejemplo de populismo de derecha donde la salida de la Unión Europea fue un tema que marcó divisiones profundas al interior de la sociedad británica. Sin embargo, la narrativa del “ellos” y “nosotros” se terminó imponiendo en las urnas y en un proceso de separación con profundas consecuencias políticas, económicas y sociales.
Con relación al populismo de izquierda este se clasifica como distribucionista y lo que el gobernante hace es prometer una distribución equitativa de la riqueza. Dicha tipología podría aplicarse al caso de la región latinoamericana donde claramente la pobreza y la desigualdad siguen siendo deudas por saldar. No obstante, las medidas que implementan para contrarrestar estas problemáticas terminan empobreciendo a amplias capas de la población. Esto nos lleva a reflexionar sobre el denominado proyecto del “socialismo del siglo XXI” donde Chavez, Morales, Correa, Kirchner fueron parte de este modelo impuesto. Todo lo que estuviera relacionado a la globalización y la democracia liberal lo tildaban como “neoliberal” y de esta manera mantenían controlados a sus seguidores. Algo parecido tienen el populismo de izquierda y de derecha y es que culpan de todo a la globalización como si ésta lograra personificar a un agente y no un proceso complejo e interdependiente. Por otro lado, es importante prestar atención a los discursos que estos regímenes populistas van construyendo para polarizar a la sociedad. Dado que mediante el lenguaje también ejercen violencia a quienes se oponen a sus proyectos radicales.
Covid-19 el enemigo pandémico
El virus denominado Sars-cov 2 cuyo principal origen fue en la provincia de Wuhan en China cambió muchas de las dinámicas que brinda la globalización. Las interacciones sociales no volvieron a ser las mismas debido a los protocolos de bioseguridad (uso del tapabocas, distanciamiento y el uso de geles antibacteriales) se volvieron pan de cada día. La tecnología desde luego se volvió el nuevo espacio de interacción entre las personas, donde plataformas como Zoom y Meet aumentaron su uso gracias al teletrabajo y la educación virtual. No obstante, no debe dejarse de lado las profundas consecuencias que tuvo esta pandemia sobre los sistemas de salud que en muchos casos no estaban preparados para un virus de esta magnitud. Fue entonces un llamado de atención a los gobiernos para destinar una mayor parte de su presupuesto a este rubro y también a la I+D (Investigación y Desarrollo), en aras de hacerle frente a diferentes amenazas epidemiológicas. Aunque el ritmo de la vacunación genera en parte cierta tranquilidad y esperanza no se puede bajar la guardia ahora que en países europeos se experimenta una cuarta ola y en los latinoamericanos se está entrando en la tercera ola.
Los conflictos civiles y la amenaza a la paz
Siria, Yemen, Somalia y Myanmar son algunos casos de conflictos civiles que siguen estando activos y han dejado numerosas víctimas. La confrontación armada sigue siendo un aspecto que afecta las dinámicas de la globalización dado que no permite el desarrollo de condiciones de vida dignas a los ciudadanos. Al destinarse una gran parte del presupuesto en la guerra se deja de lado la educación, la vivienda, el trabajo digno, la salud, la infraestructura, las ciencias y la tecnología. Por otro lado, es importante que se de una mayor presencia de la comunidad internacional no sólo para condenar estos conflictos civiles sino que también exista una movilidad de recursos y una mayor voluntad política para lograr una paz estable y duradera.
El triángulo virtuoso: democracia liberal, cooperación técnica y científica y una paz estable y duradera
Aquí quisiera traer a colación un esquema que los teóricos liberales de las RRII denominan como triángulo virtuoso. No obstante, en el que yo propongo se encuentran los ejes de la democracia liberal, la cooperación técnica y científica y una paz estable y duradera. Para esto es importante en primer lugar fortalecer los cimientos del régimen de la democracia liberal dándole un mayor protagonismo a la sociedad civil y la ciudadanía. Las manifestaciones de diversos sectores, las prensa libre, las elecciones libres y justas, la separación de poderes y la rendición de cuentas son fundamentales para afianzar esta polity. Por otro lado, se necesita una mayor cooperación técnica y científica en aras de hacerle frente a las amenazas como el COVID-19 que afectan diversas esferas de la interacción social y económica. Finalmente la construcción de una paz estable y duradera logrará un mayor entendimiento en sociedades profundamente divididas y con intereses geopolíticos de ciertas potencias. Todo esto podrá ser posible con una mayor voluntad política y una movilización de recursos, de esta manera la globalización en el siglo XXI podría retomar un rumbo más viable y enfrentar a sus enemigos.