Por: Hans Reske / Redacción CIBEI Chile.
El jueves 16 de diciembre de 2021, se celebró el cierre de campañas de los candidatos al balotaje presidencial de la República de Chile. Un par de campañas caracterizadas por una polarización, uso de noticias falsas y violencia como nunca se había visto en la historia del largo y delgado país sudamericano, para un balotaje que – como expresé en un artículo anterior.
Desde aquel texto analítico hasta ahora, hubo un par de novedades en materia de Política Exterior en el programa del candidato Gabriel Boric, abanderado presidencial de diversos colectivos de izquierda universitaria autonomista y del Partido Comunista: De no decir absolutamente nada, pasó a dedicarle 5 páginas de su ahora extenso programa de gobierno, exponiendo los lineamientos centrales de la política exterior que seguirá su gobierno.
Tal como su contendor, el candidato de la derecha dura José Antonio Kast, los títulos que usa para enunciar las distintas líneas de trabajo que seguirá su gobierno explicitan bastante el trasfondo político e ideológico de su conglomerado:
El acápite referente a la política exterior y las relaciones internacionales en su programa de gobierno inicia declarando que “La política exterior chilena debe transitar, con urgencia, hacia un nuevo ciclo político”, manteniendo el discurso que -a lo largo de todo su programa- llama a “refundar Chile”, cambiando las líneas tradicionales que hasta ahora ha seguido – en este caso- en su manera de relacionarse con otros Estados, las Organizaciones Internacionales, y los distintos sujetos de Derecho Internacional y actores internacionales.
Para ello, propone, la política exterior de su gobierno se desarrollará a través de 4 “ejes transversales” para todas las acciones de Chile en el ámbito internacional, declarando que la política exterior chilena debe ser “promotora del multilateralismo, emprendedora, feminista y turquesa”, enunciados con los que encabeza cada uno de los 4 párrafos que componen el apartado de política exterior y relaciones internacionales de su programa de gobierno.
Comienza declarando que la política exterior chilena deberá ser “promotora del multilateralismo”, exponiendo que Chile ha perdido su “vocación multilateralista, su prestigio y su legitimidad internacional”, proponiendo como objetivo de esta línea de trabajo, el recuperarlos. Para ello, propone que su gobierno desarrollará agendas con una “vocación latinoamericanista”, buscando la integración y cooperación regional, basada en aspectos económicos, sociales y culturales, “bajo criterios de reciprocidad y solidaridad, para propender a una buena convivencia”.
En el mismo eje, propone una estrategia enfocada en el fortalecimiento de las redes bilaterales, multilaterales y globales de Chile, en directa oposición al aislacionismo progresivo que propone su contendor de derechas, que incluso propone retirar a Chile del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, romper relaciones diplomáticas y expulsar organizaciones internacionales. El candidato Boric propone ejecutar este fortalecimiento a través de la promoción de mecanismos de concertación regional, diplomacia subnacional (algo ni siquiera tratado por su contendiente) y la representación de la “diversidad de culturas y naciones del país”, reforzando las propuestas en torno a una concepción multinacional y diversa de Chile, y la apelación constante al concepto de “diversidad” que ha caracterizado su discurso programático.
Sigue, en un segundo eje, planteando que en su gobierno, Chile tendrá una “Política exterior emprendedora”. Al explayarse, sigue reforzando su discurso integracionista y latinoamericanista (Entendemos, como respuesta al programa de su contendor) declarando que “Chile no puede actuar aislado de su región” y proponiendo que “Las estrategias de cooperación deben estar mediadas por el máximo grado de negociación y entendimiento posible”. Para lograr dichos objetivos, propone “potenciar la capacidad propositiva y de innovación de nuestro cuerpo diplomático”, la coordinación de las estrategias internacionales de Chile con las de desarrollo nacional, y muy destacadamente, la necesidad de “construir consensos regionales y globales ad-hoc, como es el caso del Acuerdo de Escazú y el Pacto Migratorio”. La mención a estos dos tratados internacionales es bastante destacable y no es casual, dado que durante el actual gobierno de centro derecha Chile se negó a formar parte estos instrumentos, algo muy criticado por el sector político al que pertenece el candidato Gabriel Boric, y por el contrario, muy aplaudido por el candidato José Antonio Kast. La no participación de Chile en esos dos acuerdos fue resentida y criticada de forma muy transversal por la izquierda, lo que expondría la búsqueda de apoyo que la candidatura intenta en los sectores más centristas de la izquierda chilena, asiduos a la participación de Chile en todo acuerdo internacional posible. Sigue dentro de este eje, acusando a la política exterior tradicional chilena de “promover esquemas de asociación e integración regional rígidos e inconsistentes con los desafíos transnacionales que enfrentamos”, anunciando que se avanzará a una integración flexible, “que incluya a todos los actores que ocupan un lugar en el sistema”, enumerando indistintamente actores estatales y no gubernamentales, como la “sociedad civil, plataformas académicas y científicas, mundo empresarial, etcétera.” Ello cabe destacarlo como una nueva mención a la paradiplomacia -algo nueva como concepto en la política exterior de Chile- y como una toma de posición en contra de centrar las relaciones internacionales en torno a la relación entre Estados.Asimismo, y quizás distanciándose un poco del enfoque que quisieran darle sus compañeros del Partido Comunista, el programa insiste en la diplomacia “emprendedora” al referirse a una estrategia de comercio exterior que deberá “potenciar las áreas con las que Chile cuenta con ventajas comparativas, como la protección de los océanos”, y además ser una estrategia de “desarrollo sostenible, propiciando una política industrial moderna, con transferencia tecnológica e innovación, y en sintonía con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. De estas últimas citas destacar 3 cosas: En primer lugar, aparece tímidamente un enfoque comercial para las relaciones exteriores que, siendo obviamente inevitable por cualquier programa serio, nunca ha sido del gusto de los sectores más duros de la izquierda chilena. Para matizarlo, el programa lo relaciona directamente con los conceptos de desarrollo sostenible y protección medioambiental, poniendo como ejemplo la protección a los océanos. Interesante es, en segundo lugar, el énfasis en torno a una política oceánica que empieza a aparecer en su programa. Algo que ha sido bastante ausente en la geopolítica gubernamental chilena, considerando que Chile es un país cuyo “maritorio” supera extensamente al territorio. En tercer lugar, vuelve el programa a mencionar una de las Agendas de la ONU, agendas y organización internacional tan combatidas por el candidato Kast. Es nuevamente un discurso de respuesta y toma de distancia profunda del programa opositor.
En un tercer eje, proclama que la política exterior chilena en su gobierno será una “Política exterior feminista”, acusando la falta de mujeres en la carrera diplomática y en posiciones estratégicas de las estructuras de relaciones exteriores de Chile, lo que a su entender dificultaría el diseño de políticas públicas inclusivas y respetuosas con los Derechos Humanos. Declara, en la misma línea que “ningún asunto internacional se puede resolver si una sólida perspectiva de género”. Por ello, el objetivo de su política exterior “feminista” será el “institucionalizar y transversalizar el enfoque de Derechos humanos, la perspectiva de género y la interseccionalidad”, repitiendo para la materia estos 3 conceptos que abundan y recorren todo su programa. Además buscará transformaciones estructurales en la Cancillería (Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile) en favor de la igualdad de género, la diversidad en los ejes temáticos de la política exterior chilena y avanzar hacia lo que llama una “Cancillería paritaria”.
Finalmente, en un cuarto eje, expresa que la “Política exterior turquesa” buscará transversalizar lo que llama dos “componentes” de su política exterior: En primer lugar, el “componente verde”, formado por las agendas de lucha y mitigación contra la crisis climática y ecológica global. En segundo lugar, el “componente azul”, que serían las agendas de protección y administración del océano. Nuevamente, cabe destacar un atisbo de enfoque oceánico en su gobierno, bastante más ausente de lo debido en el de su contendor -pese a la cantidad de ex uniformados que lo apoyan-. Este eje de política exterior “turquesa” es el eje medioambiental, repetido quizás con el matiz de sostenibilidad y enfoque medioambiental que le dio a su política exterior “emprendedora”, contraponiéndose a lo que acusa es una “lógica extractivista que ha caracterizado los modelos de desarrollo de los países de la región”. Dentro de este mismo eje, nuevamente vuelve a la materia comercial, tal como en el eje de política exterior “emprendedora” que terminó matizando hacia lo medioambiental. En materia comercial, y quizás en lo único que podríamos acercarlo a su contendor, propone propiciar “a través de los mecanismos existentes y cuando sea necesario” una revisión de tratados internacionales (“actualización y modernización de nuestros tratados comerciales”). Ello, eso sí, lo hace matizado -nuevamente suavizado-, expresando que ello se hará “respetando la institucionalidad, el derecho internacional y las cláusulas de los propios tratados, y siempre que existe acuerdo mutuo entre las partes”.
Con ello terminan sus propuestas en materia de política exterior. Bastante genéricas, no tan rupturistas, y bastante matizadas. Expresión de lo ya adelantado en el primer análisis de los programas en materia de política exterior de ambos candidatos al balotaje: La creciente diversidad de actores y trasfondos ideológicos entre sus partidarios hace difícil alcanzar acuerdos específicos e importantes más allá de ciertos valores y discursos compartidos (progresismo, feminismo, idealismo, integracionismo).
La conclusión del primer análisis se mantiene. Dos candidatos con propuestas en materia de política exterior diametralmente opuestas, con algunas muy rupturistas y todas muy transformadoras de las líneas que hasta este momento de su Historia había seguido Chile, al menos en los últimos 30 años. Los próximos 4 años de política exterior chilena sin duda serán novedosos y diferentes a lo ya conocido, influyendo sin duda en la política exterior y los equilibrios de poder en toda Iberoamérica.
Fuentes:
Coalición Política “Apruebo Dignidad” (2021). PROGRAMA DE GOBIERNO. Candidatura presidencial de Gabriel Boric. Recuperado de: https://boricpresidente.cl/propuestas/
Coalición Política “Frente Social Cristiano” (2021). PROGRAMA DE GOBIERNO. Candidatura presidencial de José Antonio Kast. Recuperado de: https://atrevetechile.cl/propuestas-2/