El temor y valentía de las mujeres en Afganistán
Por Stephani Violeta Paliza Obando / Redacción CIBEI Perú
El pasado domingo, el mundo veía sorprendido cómo los talibanes, grupo fundamentalista islámico, entraron al Palacio de Gobierno en Kabul, tras la huida del presidente de Afganistán Ashraf Ghani Ahmadzai, y proclamaban en las primeras horas del día siguiente el fin de la guerra. Las alarmas se encendieron ante lo que significa para las mujeres el retorno de los talibanes al poder. Las primeras 48 horas fueron críticas, sin acciones decisivas por parte de la comunidad internacional, las mujeres convirtieron el temor en valentía.
El miedo ante la captura de Afganistán a manos de los talibanes, especialmente para las mujeres, se debe al recuerdo de su gobierno entre 1996 y 2001. En esa época, las mujeres no podían estar en público sin la compañía o permiso por escrito de su guardián y con el cuerpo completamente cubierto, incluido el rostro y las manos; no tenían autorización de trabajar o estudiar; eran castigadas por no respetar las interpretaciones talibanas más feroces del Islam con lapidaciones, latigazos y ejecuciones. A este recuerdo se le suma las acciones cometidas por los talibanes tras su salida del poder hace 20 años, como el ataque a Malala Yusafzai, adolescente pakistaní defensora del derecho a la educación para las niñas, en el 2012, y los ataques contra las mujeres en los últimos meses, como el cometido contra Khatera, entonces agente de policía femenina, a quien dispararon, apuñalaron y sacaron los ojos en Ghazni, y el asesinato de una madre de familia a golpes en Faryab por no cocinar a los guerreros talibanes que tocaron la puerta de su casa.
Los temores comenzaron a adquirir fundamentos actuales desde la caída de Kabul. En las primeras 24 horas, en Herat a universitarias se les impidió entrar a las aulas; en Kandahar empleadas de banca fueron escoltadas fuera de sus trabajos con la orden de no regresar; en Kabul imágenes de mujeres eran borradas de escaparates de locales comerciales; en Takhar niñas fueron detenidas y azotadas por utilizar “sandalias reveladoras”. Ante este escenario, utilizando las redes sociales y los medios de comunicación, algunas mujeres, la mayoría sin revelar su ubicación por cuestiones de seguridad, difundieron testimonios del terror que están viviendo, entre ellas la alcaldesa Zarifa Ghafari, la activista Humira Saqib y las integrantes del All-Girls Robotics Team.
Pese a los llamados de diversas mujeres durante las primeras horas desde la captura de la capital y los reportes presentados por las Naciones Unidas antes del 15 de agosto, como el de la Misión de Asistencia en Afganistán y la Agencia para los Refugiados, la comunidad internacional, especialmente las grandes potencias, no tomaron medidas concretas para brindar asistencia humanitaria inmediata y asegurar una transición pacífica e inclusiva en el país.
Esta inacción puso en peligro la vida de millones de mujeres en Afganistán, ante lo cual ellas decidieron defenderse. No estando dispuestas a perder los derechos conquistados en las últimas dos décadas y comprendiendo que sólo una parte de ellas encontraría refugio fuera del país, cuatro mujeres afganas alzaron sus voces de protesta en una manifestación en Kabul y la activista Pashtana Durrani declaró que permanecerá en Afganistán para defender los derechos de las niñas y mujeres. El mundo las dejo solas, pero están dispuestas a enfrentarse a los talibanes, por ellas y por todas, aunque ello pueda significar la muerte, como ocurrió con una mujer en Takhar que fue asesinada por negarse a utilizar burka.
El comportamiento de las mujeres de Afganistán durante las primeras 48 horas de la caída de Kabul, utilizando todas las herramientas a su disposición para denunciar ante el mundo las agresiones de los talibanes y manifestándose desafiantemente frente a ellos, responde a un interés de proteger sus derechos, que equivale a resguardar su libertad y su vida, lo cual se debe principalmente a factores históricos, demográficos, culturales y religiosos. Estos factores están relacionados con las evidencias históricas de la agresión violenta talibán; el accionar interesado de las potencias occidentales contra la voluntad afgana en la ocupación británica, la invasión soviética y la reciente guerra de Afganistán; el mayor acceso a la educación e internet, sobre todo en las zonas urbanas; la distinción entre los derechos de las mujeres bajo el Islam y los derechos de las mujeres bajo el poder talibán; entre otros.
Si bien las mujeres en Afganistán están haciendo todo lo posible para protegerse, esto será insuficiente sin el respaldo de la comunidad internacional. Primero, es necesario continuar brindando asistencia inmediata a las mujeres en riesgo inminente y extenderla a todas aquellas en situación de vulnerabilidad por ser figuras altamente reconocibles, facilitando el traslado de estas hacia el aeropuerto de Kabul, expidiendo visas, ofreciendo evacuaciones, plazas de reubicación y reasentamiento, suspendiendo deportaciones y devolución. Segundo, se debe condicionar a los talibanes el establecimiento de vinculaciones al estricto respeto del derecho internacional humanitario y el derecho internacional de derechos humanos, particularmente en favor de mujeres, niñas y niños. Tercero, se requiere mantener la presencia internacional en Afganistán a través de representaciones de gobierno extranjeros, los organismos de Naciones Unidas, ONG’s internacionales y medios de comunicación a fin de presionar a los talibanes a cumplir sus promesas con acciones.
La capacidad de proteger a las poblaciones vulnerables ante la amenaza talibán es mayor en el caso de las grandes potencias, sin embargo, cada uno de nosotros podemos contribuir a esta labor: amplificando las voces de las mujeres afganas por medio de nuestras plataformas (activistas, artistas, investigadoras, políticas, periodistas, deportistas, etc.); teniendo como referente de información y análisis a especialistas que sean mujeres musulmanas; promoviendo una discusión con perspectiva de género, diálogo intercultural e interreligioso; y donando a iniciativas que benefician directamente a las mujeres afganas como Women for Afghan Women, Women for Women International y Vital Voices.
En las primeras 48 horas después de la caída de Kabul, las mujeres de Afganistán demostraron gran valentía ante el temor que genera el dominio talibán, pero su situación sigue siendo de gran peligro. Aún se está a tiempo de evitar una tragedia humanitaria de mayores proporciones. No abandonemos a Afganistán.
REFERENCIAS
Simpson, J. (2021, 16 de agosto). Cómo era Afganistán bajo el régimen talibán en los 90 (y por qué dicen que esta vez será diferente). Obtenido de BBC: https://www.bbc.com/mundo/noticias-58226665
United Nations. (2021, 26 de julio). Afghanistan: Record number of women and children killed or wounded. [News.un.org]. https://news.un.org/en/story/2021/07/1096382