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- 29 noviembre, 2024
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Por: Ludmila L. Radolovich
En los últimos años se vivió una escalada de violencia en la región del Sahel africano, creando diversas crisis en los países que lo conforman; dichas crisis tienen raíces profundas, que se remontan a décadas atrás. Factores como la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la mala gobernanza, el terrorismo, los regímenes autoritarios y las intervenciones extranjeras han contribuido a crear un ambiente propicio para los conflictos.
La expansión de grupos yihadistas y sus ataques comenzaron a intensificarse a partir de mediados de la década de 2010, aprovechando las debilidades de los Estados que conforman dicha región y sus rivalidades étnicas.
¿Qué es el Sahel?
El Sahel, también llamado “el cinturón del hambre” es una región ubicada en África que, limita al norte con el desierto del Sahara y al sur con las sabanas sudanesas. En cuanto a lo que comprende su superficie, se extiende desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo. En esta franja se ubican varios países: Mauritania, Malí, Níger, Senegal, Burkina Faso, Nigeria, Chad, Sudán, Etiopía, Somalia y Eritrea. La región del Sahel es un claro ejemplo de cómo los conflictos armados, el cambio climático y la falta de apoyo internacional pueden devastar a una región entera. La proliferación de grupos extremistas, agravada por la corrupción y la desigualdad, ha generado una crisis humanitaria que requiere una respuesta urgente de la comunidad internacional.
Principales amenazas que sufre la región:
En las últimas décadas, la región sufrió diferentes golpes de Estado, entre ellos podemos
destacar el de Malí (2012), Burkina Faso (2022) y Níger (2023):
-Malí: experimentó un primer golpe de Estado en 2012, seguido de otro en 2020. Ambos golpes estuvieron relacionados con la incapacidad del gobierno para hacer frente a la insurgencia yihadista y el creciente descontento de la población.
-Burkina Faso: sufrió un golpe de Estado en enero de 2022, también en un contexto de creciente inseguridad y desconfianza en las instituciones estatales.
-Níger: vivió un golpe de Estado en julio de 2023, en medio de una creciente tensión entre el gobierno civil y el ejército, debido a la incapacidad de hacer frente a la amenaza yihadista.
El terrorismo aprovechó estas debilidades en los Estados mencionados anteriormente, logrando que la violencia evolucione a lo largo de este tiempo. Sin embargo, los expertos afirman que ésta ya existía antes de los golpes de Estado. Los grupos yihadistas y rebeldes ya operaban en la región y llevaban a cabo ataques antes de que los militares tomaran el poder. Estos grupos no pertenecen a una religión, sino que se los considera como una ideología que profundiza y distorsiona al Islam.
En consecuencia, factores como la inestabilidad política, la pobreza, la desigualdad extrema y los desplazamientos migratorios, han convertido al Sahel en un terreno fértil para la expansión de grupos yihadistas como Boko Haram, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM). Estos grupos se benefician de estas debilidades para reclutar jóvenes desempleados y marginados, ofreciéndoles una ideología y una causa a la que servir, así como medios de subsistencia y así poder llevar a cabo ataques terroristas. Es de importancia recalcar que una de las características del yihadismo es la justificación de la violencia y la lucha armada como medio para lograr sus objetivos, así como también la oposición a la democracia. Éste está fuera de control desde hace una década y se ha hecho fuerte buscando la expansión territorial, coexistiendo y beneficiándose de todo tipo de tráficos ilícitos, como secuestros para pedir rescate, venta de armas y drogas o explotación de recursos naturales, de esta forma obtienen su financiamiento, además utilizan las redes sociales y otros medios de comunicación para difundir su propaganda y reclutar nuevos miembros.
En 2022, la región del Sahel fue declarada “epicentro del terrorismo”. Las ONGs han registrado más de 5000 muertos en el último semestre y, según el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), las muertes aumentaron un 2000%, con un total de 22.074 muertes registradas en 6.408 atentados, lo cual constituye el 43% del terrorismo mundial. Esto denota cómo el conflicto se vuelve cada vez más fuerte sin dar señales de paz. Cuatro de los diez países del Sahel se encuentran entre los diez peores clasificados en el Índice Global de Terrorismo (GTI). El ranking lo lidera Burkina Faso y le siguen Somalia, Malí y Siria.
Militares al poder
La llegada de los militares al poder para enfrentar la amenaza yihadista en algunos países del Sahel ha sido un proceso gradual y complejo, sin una fecha de inicio exacta. Es importante destacar que no todos los países del Sahel han experimentado golpes de Estado militares en los últimos años. Además, la situación de seguridad en la región es dinámica y está en constante cambio.
Es importante señalar que, luego de los golpes de Estado mencionados anteriormente, la llegada de los militares al poder no ha sido una solución acertada para el problema del yihadismo en el Sahel. Por el contrario, en algunos casos, ha generado una mayor inestabilidad y ha complicado los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo.
Los gobiernos militares en el Sahel se enfrentan a múltiples desafíos. Uno de ellos es la falta de legitimidad, ya que carecen del amplio respaldo popular y son acusados de autoritarismo. La complejidad del conflicto agrava la situación, pues la amenaza yihadista se entrelaza con problemas profundos como la pobreza, la desigualdad y la mala gobernanza. Además, la fragilidad institucional es evidente, dado que los militares suelen carecer de la experiencia necesaria para gobernar y construir instituciones sólidas. Por último, las rivalidades regionales y las tensiones con potencias extranjeras complican aún más el panorama.
Resultados
La llegada de gobiernos militares al poder en el Sahel ha sido una respuesta a la creciente amenaza extremista, pero no ha logrado resolver el problema. La situación sigue siendo volátil y requiere un enfoque integral que aborde las causas profundas del conflicto y promueva la estabilidad a largo plazo.
Los gobiernos militares, enfrentados a la expansión de grupos terroristas, han buscado fortalecer la cooperación regional. La alianza G5, creada en 2014 por Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger, es un ejemplo de esta cooperación. Su principal objetivo es combatir a los grupos extremistas y abordar los desafíos comunes que enfrenta la región.
Sin embargo, el éxito de la G5 dependerá de la voluntad política de sus miembros, del apoyo internacional, y de una estrategia integral que aborde las verdaderas causas de la crisis, sin enfocarse solamente en las aparentes razones superficiales.
Fuentes Bibliográficas
Europa Press. (2024). Burkina Faso, Níger y Mali consolidan unidad con la creación de una confederación. Recuperado de: https://www.europapress.es/internacional/noticia-burkina-faso-niger-mali-consolidan-unidad creacion-confederacion-alianza-estados-sahel-20240707084825.html
Mouline, N. (2015). Los orígenes del yihadismo. Le Monde Diplomatique. Recuperado de: https://mondiplo.com/los-origenes-del-yihadismo
Naranjo, J. (2024). El Sahel se convierte en el epicentro del terrorismo mundial. El País. Recuperado de: https://elpais.com/internacional/2024-03-17/el-sahel-se-convierte-en-el-epicentro-del-terroris mo-mundial.html
Peirano, N. (2024). ¿Qué es la Alianza de Estados de Sahel y por qué tensa las relaciones entre EE.UU. y Rusia?*. Infobae. Recuperado de: https://www.infobae.com/def/2024/05/11/africa-que-es-la-alianza-de-estados-de-sahel-y-por que-tensa-las-relaciones-entre-ee-uu-y-rusia/