En la falsa democracia mundial, el ciudadano está a la deriva, sin tener la oportunidad de intervenir políticamente y cambiar el mundo. En la actualidad, somos seres impotentes ante instituciones democráticas a las que ni siquiera conseguimos acercarnos”

José Saramago

Andrea Del Pilar Naranjo Morales

La Unión Suramericana de Naciones UNASUR desde sus inicios como sistema de convergencia de esquemas de integración se ha destacado por sus declaraciones explícitas sobre la relevancia de los valores de la democracia representativa y participativa. No obstante la evidencia de participación efectiva de la ciudadanía en su proceso ha sido mínima; la realización del primer foro de participación pretende incidir en el desarrollo de este aspecto fundamental de la integración históricamente menospreciado.

Antecedentes: UNASUR y la participación

A pesar de que inicialmente su gestación emerge de la propuesta de agrupamiento con miras a la profundización de relaciones económicas de los esquemas existentes MERCOSUR, CAN Y ALADI, poco a poco, se reconoce la importancia de expandir los derroteros del proceso al que ingresan nuevos temas entre ellos: infraestructura, medio ambiente, educación, derechos humanos y fortalecimiento institucional y democrático.

Bajo estos nuevos derroteros se promulga la Declaración de Brasilia de 2000, producto de la primera Cumbre Suramericana de presidentes, oportunidad que se concentra en los desarrollos democráticos e incluye como objetivo del sistema -aún en gestación- el estímulo de la “participación efectiva, ética y responsable de los ciudadanos y de sus organizaciones en la democracia (…) – junto con la promoción de- la participación de las organizaciones civiles y su contribución en el debate de los temas de interés públicoi”.

A partir de este momento, se integrarían en las declaraciones posteriores medidas no solo de corte ambiental, tecnológico o de infraestructura sino especialmente dedicadas al tópico de la participación, todas ellas reiteradas en el Tratado de Brasilia en 2008, acto fundacional y eje constitucional de la UNASUR, creada como un esquema de construcción participativa y consensuada, en procura del fortalecimiento democrático, manifestaciones expresas a lo largo del articulado del Tratado (Artículos 2, 3.p, 9.g y 18).

Consecutivamente producto de las concertaciones logradas en Quito Ecuador el 10 de agosto de 2009, en el marco de la III Reunión Ordinaria del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, se reafirma el “compromiso con la democracia, como único sistema para resolver los desafíos y brindar mayores esperanzas y oportunidades a nuestros pueblos, con pleno respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales”. Base argumental presente en el más reciente Protocolo Adicional al Tratado Constitutivo de UNASUR sobre Compromiso con la Democracia en vigor desde el 19 de marzo 2014.

No obstante sus declaraciones profusas de aliento a la participación social y ciudadana, no se compadecen con la realidad de un espacio alejado de los suramericanos, el primer foro de participación celebrado en el seno de este organismo pretende conjurar las profundas debilidades en este tópico particular de la integración.

El Primer Paso De Un Largo Camino:

La convocatoria al foro de participación, se inicia con la proposición del Consejo de Ministras y Ministros de Relaciones Exteriores (Resolución 26/2012), posteriormente aprobada Declaración de Paramaribo en agosto de 2013 en la que Jefes de Estado Y gobierno promueven el establecimiento de un espacio de diálogo y deliberación que permitiera vincular a múltiples sectores sociales, de la cual surge la reunión de actores sociales suramericanos, preparatoria al Primer Foro y las directrices de funcionamiento del Foro de Participación Ciudadana (FPC). Además de los objetivos del esquema de incidencia se presentan propuestas sobre ejes temáticos que serían discutidos en la cita de Cochabamba, destacables por sustraerse de las agendas actuales de los organismos directivos y/o permanentes del organismo de integración, en suma un manejo de materias basado en la autonomía presentando ámbitos tan variados como derechos Humanos, infraestructura, seguridad y defensa, diversidad sexual y LGBTI, soberanía energética y alimentaria y políticas públicas para segmentos poblacionales vulnerables.

Igualmente se plantea el fortalecimiento de espacios de divulgación y comunicación permanente con los ciudadanos suramericanos, insistiendo en la necesidad de establecer un mapeo de las organizaciones sociales regionales para dar efectividad a su participación y el seguimiento de sus iniciativas, formulando en último término, la propuesta de un documento que estableciera las bases de la participación ciudadana subregional tentativamente denominado Carta de Principios, Propósitos y Garantías de Derechos Sociales y Humanos de la UNASUR; documento preparatorio que además establece aspectos presupuestarios, metodologías de elección de los representantes y mecanismos de consulta y denuncia.

Gracias a dichas reuniones preparatorias finalmente se celebra el pasado mes de agosto, el Primer Foro de Participación Ciudadana con más de 200 representantes de 10 países del esquema UNASUR en la población Boliviana de Tiquipaya, Cochabamba. La reunión se concentró en los ejes de trabajo concentrados en el conocimiento del actual esquema y el estado del arte sobre los puntos básicos de su conformación, la fijación de los lineamientos de intervención y las bases del reglamento del grupo participante, para finalizar con el plan de trabajo.

A pesar de la iniciativa de autonomía y separación formulada en las reuniones de preparación, la propuesta de creación de comisiones temáticas no se alejan de los tópicos abordados en los consejos Sectoriales de Unasur ya existentes a saber: migrantes, Género, afro descendientes, Mujeres, Discapacidad, derechos Humanos, Economía y comunicación social y desarrollo sostenible. No obstante es relevante la propuesta de creación de la red de Comunicación Regional Permanente, un organismo encargado de la divulgación de los resultados, la vigilancia de los avances en suma de la cercanía de las iniciativas a la comunidad suramericana. Habida cuenta, de que “hasta el presente, se trata, en esencia, de una relación intergubernamental, con un protagonismo preponderante, por no decir casi exclusivo de los Presidentes de los Estados suramericanos, con una prácticamente nula participación de las respectivas administraciones Estatales.”

Con esta visión panorámica se puede concluir, que las propuestas del primer foro son loables y además necesarias para la profundización y sin ir muy lejos indispensables para la supervivencia y legitimidad del proceso de UNASUR, sin embargo, el camino aún es largo y no exento de obstáculos: la escasa voluntad política real para permitir que los ciudadanos suramericanos incidan en el proceso de integración demostrada en la insuficiente divulgación del encuentro, las alusiones casi nulas sobre sus miembros y la ausencia de políticas nacionales sobre la participación en este tipo de esquemas supranacionales y en suma sobre las ventajas de un proceso de integración, hacen que muchas de las iniciativas se queden en declaraciones de buenas intenciones sin aplicación real y efectiva en el desarrollo de los pueblos.

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