Monkey Diplomacy – Segunda temporada

La caparazón de la señora Canciller, de los abogados contratistas y de los cerebros ocultos que manejan la catastrófica estrategia colombiana debería ser objeto de estudio científico, pues tiene calidades de teflón, de granito y de titanio. Todo se les resbala y nada externo parece amenazar a nuestros impertérritos y torpes jugadores en la arena internacional. Esta foto debería pasar a la historia, porque las miradas son fiel reflejo de la realidad;: perdidas en lontananza, turbias, inseguras. Pocos argumentos en la cabeza, pero muchos trucos en la galera y billeteras bien abultadas. Como reza la Ley de Murphy: los pleitos se ganan o se pierden; pero siempre se cobran.

Sostiene la Canciller que la argumentación de Nicaragua en dos pleitos contra Colombia en artificial. Yo no lo creo, y antes bien lo que no puedo entender es la actitud colombiana. Volvemos a negarle la competencia a la CIJ en actitud pueril y desafiante, deshonrosa. ¿No va a ser competente para conocer del desacato a su propio fallo? Y si Nicaragua quiere aferrarse a nuevos conceptos del derecho del mar y plantea una aspiración a plataforma continental extendida frente a Colombia ¿acaso no tiene competencia el máximo tribunal internacional del mundo para definir esa reclamación?

Nótese lo patético de la posicion colombiana, explicada ayer por el ex Canciller Londoño frente a medios de TV: si la Corte se declara incompetente no existe proceso. Yo veo las cosas de otra forma, muy simple: cuando se trata de negarle la competencia a la CIJ se empieza con el pie izquierdo. Nada gana un país huyéndole a una confrontación civilizada, a una batalla juridica. Pues el resultado a todo lo que conduce es a que cualquiera que sea la cuestión en disputa, permanezca viva. Se supone que estamos en una democracia, y siendo asi, ninguna autoridad de la República tiene la autoridad para enlodar al pais con un turbio accionar internacional, buscando arreglos bajo la cuerda, alegando leguleyadas para ganar tiempo. Presentémonos con la cabeza en alto, con una posicion juridica conocida y aprobada en público.

Esta diplomacia de macacos, MONKEY DIPLOMACY es un atropello a la Nación. Eso si la foto los revela tal como son.

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