«El gallo será muy gallo pero la gallina es la de los huevos».

Por: Daniel Rodríguez. DR

La idea de que las Farc monten equipo de fútbol vuelve a tomar lugar en la palestra pública, por cuenta de quienes impugnan de tajo la propuesta de que este grupo, otrora narcotraficante, pueda hacer parte de la liga águila del FPC bajo el rótulo de La Paz Fútbol Club, dado que Millonarios ya está en uso. 

De manera categórica, y elevada a osadía por parte del secretariado, argumentan los detractores que una eventual llegada del equipo número 37 implicaría un «faus pas» en la lucha por alejar un fantasma de vieja data que relaciona a la mafias y el narcotráfico con el deporte de las muchedumbres.

Lo que me parece un verdadero contrasentido es pensar en esta posibilidad, más aún cuando las Farc ya no tienen nada. En el más reciente inventario reportado por la ONU, entre los activos de propiedad, planta y equipo de mayor valor se encuentran relacionados: escobas, traperos, pocillos, exprimidores, sartenes, sal de frutas y talcos. Estos últimos muy necesarios después de los partidos; en caso de alcanzar el beneplácito por parte de la Dimayor.

A mí, la neta, no me parece una mala idea; pues si la intención era desmovilizar a las Farc y crear capital social, que mejor estrategia que a través del deporte; aquel elemento que el mismo Presidente de la República pregona como factor de cohesión social y de construcción de paz. El fútbol en particular es un deporte que moviliza masas, genera pasión visceral y saca lo mejor del ser humano: todos requisitos cumplidos.

El asunto de la financiación no es problema, o sino ¿cómo han llegado tantos equipos nuevos a la liga?. El gran reto para el miembro novato de la familia futbolera sería la democratización, tanto a nivel bursátil como a nivel administrativa. Esto sí que implica un gran reto, porque la democracia se habría de convertir  en el «nuevo mejor amigo» de las Farc; después del que ya tienen. 

A nivel reglamentario, no habría problema pues el proyecto de ley del deporte versión 7.6.3 plantea fortalecer las funciones de  Inspección, Vigilancia y Control del ente rector del deporte en Colombia. Además de existir en la legislación deportiva una norma robusta (Ley 1445 de 2011) que permite la transición de corporaciones a sociedad anónimas con el finalidad de garantizar la transparencia en la gerencia de los recursos. Otro logro ha sido el reporte de la situación financiera bajo Niif que realizan los clubes profesionales: transparencia por donde se vea.

A estas alturas del partido aún recordamos la célebre frase de que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”. Y al parecer nada está acordado entre los actores que intervienen en esta decisión. Una propuesta sensata y acorde con el valor democrático de nuestra sociedad sería elevarla a consulta plebiscitaria ante la afición del deporte de la pelota. Finalmente, si gana el No, ya sabemos qué pasará, a diferencia de si gana el Sí. Sería una consulta de bajo costo; urnas instaladas al ingreso de los estadios y protegidas por el barrismo social (antiguas barras bravas). ¿Qué mayor seguridad? ¡Qué ejemplo para el mundo del balompié!  

Como colofón quisiera plantear algunas de las ventajas que traería este nuevo torneo con el equipo de la jungla. Se podría proyectar una propuesta en escenario de la moribunda Comunidad Andina CAN; pues ya que nunca superamos en integración económica el área de libre comercio. Esta propuesta está inspirada en el movimiento independentista catalán, que a pesar de que su objetivo es la antípoda a lo que ocurre en Colombia. Si Cataluña se emancipara se plantea la creación de un rentado mucho más competitivo a nivel subcontinental. En nuestro caso tendríamos clásicos del nivel: Nacional de Medellín Vs Nacional de Guayaquil o La Paz Fútbol Club Colombia Vs La Paz Fútbol Club Bolivia. Siempre con Venezuela como invitado de honor (retirado de CAN), privilegiando las relaciones diplomáticas que se reestablecerían plenamente. El fútbol al servicio de las relaciones exteriores del país, muy necesario. 

Nota: Esta semana ex profeso se discutió en el Congreso de la República la relación, si es que existe, entre pandillismo y barrismo social, y todas las acciones que deben adoptar los “football stakeholders”, en virtud de las competencias derivadas de La Comisión Nacional de Seguridad; Comodidad y Convivencia en el Fútbol (Ley 1270 de 2009). 

Una vez más, la gallina y FAR tienen la última palabra.

 

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