Por:  Juan G Cuervo P.

En un mercado cambiante como el nuestro las Firmas o Bufetes de Abogados están llamadas a cambiar el chip para poder evolucionar y crecer. La transformación consiste en no pensar localmente sino glocalmente[1] la actividad jurídica. Quienes lo conciben de esta manera, tienen la posibilidad de pasar de un negocio de litigios a ser potenciales Multilatinas especializadas en distintas ramas del derecho. Esta transformación es el resultado del rumbo económico fijado en el país, el cual busca ser un actor importante en el escenario económico internacional. Esta visión de país, que se ha reflejado en el aumento de inversión extranjera y acuerdos de libre comercio para participar en negocios regionales y con miras al mercado euro asiático.

Siendo esto cierto, los servicios especializados más demandados por empresarios locales e internacionales están asociados a los sectores de la economía más rentables en cada país, como son, entre otros:

  • El sector bancario y financiero
  • El sector energético
  • El sector secundario de la minería, petróleos y construcción
  • El comercio exterior
  • La tecnología, telecomunicaciones y medios
  • La finca Raíz
  • La Investigación + Desarrollo y las Patentes
  • El sector asegurador
  • El Estado, en defensa o litigios contra el mismo.
  • El Derecho Laboral
  • El Derecho Tributario

 Las empresas buscan una solución integral, que guíen y blinden su actividad y objetivos estratégicos, es decir que no solo buscan la asesoría, sino el acompañamiento en la toma de decisiones, la labor preventiva y/o correctiva, el lobby, todos estos servicios que se puedan prestar y que sean de «Talla Mundial».

Este cambio exige que no solo se tenga una buena reputación y experiencia en la especialidad, también exige estar preparados para las exigencias del mercado, como: Pensar a largo plazo; tener una visión amplia del mundo en materia económica y política, armar un equipo de excelencia que reúna varias disciplinas y especialidades del derecho; conocimiento de manejo de una empresa y saber negociar con personas de distintas culturas; dominio de idiomas, principalmente inglés y mandarín; manejo de sistemas; participación en ruedas de negocios internacionales que reúnan empresarios de los sectores de interés; establecimiento de alianzas internacionales con bufetes de otras latitudes; y coherencia ética o equilibrio entre el crecimiento económico y defensa de causas justas.

El reto no es fácil, pero tampoco es imposible. En medio de tanta competencia el principal plus del abogado empresario es la personalización del servicio jurídico. El abogado se convierte fácilmente en el confidente de su cliente, un amigo o un socio estratégico. Esto permite la fidelización y una relación duradera que abre más puertas a nuevos clientes y oportunidades.

 Colombia, un campo para sembrar

Desde la apertura económica de los 90´s, los distintos Gobiernos han fijado metas que le han permitido al país avanzar en factores claves de desarrollo, como infraestructura, cobertura en servicios sociales, protección al medio ambiente, tecnologías y apoyo a los sectores más productivos y eficientes. Este trabajo ha servido para que se progrese en la firma de distintos acuerdos y tratados internacionales, permitiéndole a grandes empresas colombianas ampliar sus fronteras al punto de volverse multilatinas. Aun así, son muchos los desafíos que Colombia tiene en todas las materias y se necesitará seguir invirtiendo si se quiere llegar a un nivel de desarrollo óptimo, según los estándares internacionales contemplados. Eso quiere decir que es una tierra de muchas oportunidades, donde aún está todo por hacer, donde están llamados todos los visionarios.

 Cordura y ética profesional

Que el afán del dinero no nuble los principios y valores más puros del ser humano. El profesional del derecho tiene un compromiso enorme con la sociedad por su mismo que hacer profesional. Igualmente, en los negocios la transparencia y la defensa de las causas justas nos harán soñar con un país más incluyente. Para nuestro lector, prosperidad y buen juicio.

[1] Concepto acuñado para referirse a un pensamiento global pero con una actuación local, geográficamente hablando.

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