Por: Carlos Hernández. Internacionalista UJTL. Colaborador CIBEI

Desde el año 1972 se celebra la conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, la cual se constituye en un tema permanente en la agenda internacional como un argumento de sensibilidad y pertinencia para los pueblos. Posteriormente y para reafirmar la relevancia de los temas medioambientales en la política mundial, se realizó en 1992 en Río de Janeiro (Brasil) la “Cumbre de la tierra”, donde se privilegiaron las necesidades de los países en vía de desarrollo y generó los resultados compilados en La Agenda 21, el cual es uno de los programas más ambiciosos en materia de desarrollo sostenible y se define como un listado de prioridades cronológicas que requieren urgente atención desde el ámbito local, nacional y mundial.

De igual manera ocurrió con la Cumbre de la Tierra que se llevó a cabo en Johannesburgo (Sudáfrica) en 2002, donde se establecieron mecanismos para reducir el impacto de las actividades humanas sobre los diversos ecosistemas. Como resultado de la noción de conciencia ambiental, estas conferencias estipularon principios y mecanismos para reducir el impacto de la depredación del hombre sobre el medio ambiente que con sus actividades cotidianas y productivas acaba con los ecosistemas generando contaminación ambiental de todo tipo, repercutiendo en efectos nefastos visibles cada día con mayor intensidad, como el cambio climático, la diversidad biológica, la desertificación y acidificación de los suelos

Las obligaciones de política ambiental están subordinadas a políticas de desarrollo económico, por lo cual el cuidado del medio ambiente choca con los lineamientos nacionales de desarrollo. El cuidado del medio ambiente enfrenta además la dificultad de lograr consensos políticos para que las medidas técnicas necesarias para cuidar los ecosistemas del mundo sean aplicadas por los gobiernos que los presiden.

Estas dificultades para lograr avances reales y significativos se presentan a pesar de haberse aclarado que existen responsabilidades comunes pero diferenciadas por parte de los países. Al tiempo se ha establecido que hay soberanía de los países sobre sus recursos naturales lo que permite su explotación a voluntad -si bien los principios jurídicos más actuales controvierten esta apreciación-. Es por esto, que aunque el medio ambiente está en la agenda, los compromisos son bastante frágiles y los consensos entre países del Norte y del Sur son difícilmente alcanzados porque los países del Norte se niegan a reconocer que como mayores generadores de contaminación les corresponden mayores aportes, por lo que hay poco avance en cuanto a cambio climático y agotamiento de la capa de ozono. Los obstáculos más férreos no sólo son los técnicos de costos y por ser contrarios a políticas desarrollistas de muchos Estados, sino que también se le suman las dificultades políticas de lograr un consenso y un acuerdo sobre medidas efectivas para detener a depredación del medio ambiente y las derivadas de poner en práctica las políticas a través de marcos legales e institucionales.

El medio ambiente en la agenda internacional aparte de su sustrato que se refiere al ecosistema global, es un asunto de negociación – e inclusive de derecho internacional – en el que dos bandos los países industrializados y los países en vías de desarrollo defienden sus posiciones desde su afectación al medio ambiente, pero tratando de adquirir los menores compromisos económicos. Es más, mientras los países del Norte tratan de pasar a sociedades pos industriales, los países en vías de desarrollo tratan de lograr el desarrollo con limitaciones propias de medidas de conservación del ambiente y siendo subvencionados por los países del Norte, lo cual pareciera dar la idea que el desarrollo se consigue sólo a costa del ecosistema. Por supuesto lo anterior es falso, lo que ocurre es que no se ha encontrado el camino de producir y consumir de una forma compatible con las condiciones medioambientales.

Finalmente aunque haya una dicotomía entre el desarrollo y las prioridades ambientales, se ha dado un avance jurídico en tratados, conceptos y principios de protección del medio ambiente, que permite considerar en un futuro próximo mejores condiciones ambientales en el todo el planeta.

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